jueves, 17 de septiembre de 2009

La prevención no es mala palabra

Las opiniones vertidas por el titular de Coninagro en Santa Fe, el Sr. Roberto Cerutti, director de Coninagro Santa Fe publicadas en el diario El Litoral del 16/09/09 merecen ser convenientemente aclaradas para evitar que la sociedad reciba un “mensaje sesgado”, tal como él mismo plantea que hacen “muchos ambientalistas”.

En la Jornada realizada el 9 de septiembre pasado en la Ciudad de Santa Fe sobre “Uso de agroquímicos, modelo productivo y salud humana”, todos los sectores presentes tuvieron oportunidad de opinar sin otra limitación que el lógico tiempo máximo que permitiera mayor cantidad de expresiones. Es más, fueron mucho más quienes se manifestaron por parte de los productores que otros sectores presentes.
Y sí, Sr. Cerutti, cualquier sustancia usada en forma desaprensiva puede ser tóxica.

Pero en esta Jornada se estaba demostrando, por parte de “honestos intelectuales científicos” (¿o puede Ud. afirmar lo contrario?) que algunos productos utilizados son tóxicos aún cuando no se usen en forma desaprensiva. El problema se presenta cuando se demuestra que algo que nos permite ganar mucho dinero a través de las altísimas rentabilidades que genera su uso, es peligroso en extremo para la salud humana (no sólo para la de los otros, sino también para la de los propios empresarios). Entonces, o hacemos como el avestruz, negando la realidad o modificándola para justificar la continuidad del sistema productivo paradójicamente sin modificación alguna; o decidimos ponernos seriamente a estudiar las posibles variantes superadoras de tales peligros.

Y claro que “debemos tener presente que hay que producir alimentos”, pero: ¿por qué no tener más en cuenta la seguridad de ese alimento respecto a la salud humana, que la simple cantidad posible de producir, considerando sólo esto como exitoso? Esto no es otro “mensaje sesgado”, es una posición diferente frente al desafío de pensar una Sociedad mejor. Es erróneo pensar que quienes manifiestan diferencias con los sistemas productivos agrarios de tipo “industrial” (en el sentido de “fábrica” de productos primarios) desconozcan la realidad. Sólo que “la realidad” es un concepto subjetivo de un hecho objetivo.. Depende del posicionamiento ideológico en el que cada uno se pare. Quienes piensan diferente que el presidente de Coninagro no afirman que él ni los demás productores tengan malas intenciones. Sólo tratan de hacer notar lo que consideran acciones que van a perjudicar a toda la sociedad en el futuro. Y aquí llegamos a una palabra que ninguna persona o sector al que “le vaya bien” con su actividad, va a querer que le mencionen.

El presente parece ser el bien supremo. “Ahora o nunca”, “después ya se verá”, son expresiones que representarían con cercana certeza el “lumen” del pensamiento de esos sectores. Cualquier medida, por racional que sea, aún en la defensa de sus propias vidas y de sus descendencias, será denostada. La prevención, cuando implica reducir rentabilidades, es mala palabra.

En cuanto a la crítica sobre el proyecto de mí autoría , se nota que no lo ha leído, puesto que asegura lo que estrictamente no dice:
En el Artículo 1 dice que se prohíbe específicamente sólo la aplicación por aspersión aérea y no por los otros métodos de aplicación.
Por el Artículo 2 sí se prohíbe la aplicación por cualquier método pero sólo del herbicida glifosato, pero luego de transcurridos 24 meses desde la fecha de sanción dela Ley, con el objetivo de permitir contar con otro producto que se demuestre sea de menor de peligrosidad.

A través del Artículo 3 si se prohíbe la aplicación por cualquier método de todo tipo de plaguicidas de origen sintético químico, pero sólo dentro de los 3000 metros de los límites de las áreas urbanas, distancia que obviamente podría discutirse y eventualmente modificarse si luego del debate se determinase como conveniente.

Por último, cabe decir que si el no aplicar plaguicidas significa “volver 50 años atrás”, sólo lo sería en cuanto a la calidad y la seguridad alimentaria, puesto que lo único que caería (tal vez) a la mitad serían las ganancias, por la necesaria mayor intervención del trabajo para lograr las producciones necesarias para alimentar al Pueblo, obtener saldos exportables y también divisas. Lo más probable es que éstas últimas crecerían, si en vez de vender alimentos para el ganado extranjero, vendiéramos alimentos para los humanos del mundo, y mejor aún si lo hacemos con mayor grado de industrialización.

Veamos su propio ejemplo comparativo, al decir que “se producen miles de muertos por accidentes de tránsito y nadie habla de prohibir los autos”. Por supuesto, pero centenares de ingenieros de las mismas fábricas de automóviles estudian y aplican permanentemente elementos y tecnologías que brinden cada vez más seguridad, para quienes conducen y también para los peatones. El automóvil es como la planta, los ingenieros como los investigadores en biología y salud, y los que tratan es de prevenir. O sea, cada vez mejores plantas, con cada vez menos daños a los seres humanos, con cada vez mejores métodos que impliquen cada vez menos potenciales y reales afectaciones al medio ambiente. Ambiente que es el único que tenemos, y que una vez que lo “matemos”, nada ni nadie lo podrá hacer renacer. Ni siquiera con todo el dinero que todos los poderosos del mundo puedan estar acumulando con los sistemas que tanto promueven.


17/09/09 – Dip. Provincial Claudia Saldaña
Tel. 0342- 4573124

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