jueves, 27 de enero de 2011

SIN LÍMITES

En Venado Tuerto se ha superado sin dudas cualquier límite de cinismo respecto a lo que se pueda llamar “cuidado del ambiente”. Sin ninguna clase de respeto por la inteligencia de sus vecinos, y menos aún por la salud de éstos (ni la propia), algunos concejales de esa ciudad plantean como proyecto, determinar que el límite permitido para las fumigaciones con agroquímicos sea de sólo ¡50 METROS! desde los límites de la planta urbana. Claro que hay una aberración aún mayor: que la actual Ley (mal llamada) de Fitosanitarios les permite a los Municipios y Comunas determinar modificaciones a los límites establecidos por la propia Norma.


Años de lucha y centenares de casos agudos de intoxicaciones, y hasta muertes, costó lograr que un Juez y luego la Cámara de Apelaciones determinaran, en los casos de la Ciudad de San Jorge, que los mínimos aceptables sean al menos 800 metros desde los límites de las plantas urbanas. Esos fallos no fueron hechos en vano, y si bien su validez, como toda acción jurídica, se limita al caso específico presentado, todos los funcionarios debieran, si poseen al menos respeto por los poderes constituidos de la Provincia y sus resoluciones, tener muy en cuenta lo determinado por esos fallos para poder discernir convenientemente sobre lo que se debe hacer en cada una de las localidades donde ejercen la representación de sus ciudadanos.

No cabe en la conciencia de ningún hombre o mujer de bien, consustanciado con las necesidades y las prioridades de su Pueblo, tratar de acomodar sus acciones y resoluciones a los que los grupos económicos más poderosos le requieran, dejando de lado o minimizando los daños que ya no pueden tenerse sólo como posibles. Las demostraciones de la alta probabilidad de afecciones de todo tipo, agudas o crónicas, a corto o a largo plazo, son irrefutables. Y si eso no les resultara suficiente, no pueden y no deben olvidarse del básico principio precautorio, como mínima expresión de consideración hacia sus congéneres y hacia sus propios hijos.

Se sabe que apelar a la conciencia de quienes no la poseen, es una tarea inútil. Pero es imposible pensar que no haya algunos de los representantes del Pueblo de Venado Tuerto que al menos manifiestan sus dudas, que se pongan del lado de quienes no tendrán otro destino que enfermar, como imprescindible precio a pagar para que unos pocos llenen sus bolsillos. El desenfreno por la rentabilidad viene haciendo estragos en nuestra Sociedad, avasallando cuanto derecho humano sea necesario para hacerla crecer indefinidamente. Los Gobernantes de cada localidad no pueden mirar para otro lado mientras se producen tantas aberraciones. El Gobierno de la Provincia no puede hacer oídos sordos a tantos reclamos de tanta gente que sólo pide que no se siga atacando su salud. Los legisladores deben ponerse a la altura de los reclamos de la sociedad, y generar nuevos instrumentos legislativos que aseguren la salud y la vida de todos los habitantes de la Provincia.

No se trata, como generalmente dicen los defensores de estos nefastos métodos productivos, de negarles a los productores el derecho a producir. Se trata de generar una nueva estructura productiva agraria, que garantice no sólo la rentabilidad, sino también, fundamentalmente, la sustentabilidad de la vida humana y del ambiente que la cobija. Dentro de ello, va implícita la necesidad de reducir hasta eliminar la dependencia de tantos productos nocivos y hasta mortales. Tal vez no pueda realizarse de un día para el otro, pero éste es el día para comenzar el cambio de paradigma.

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